Áreas protegidas, bosques y espacios con cobertura arbórea en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica
Ana María Lobo Calderón
Abogada. Especialista en Derecho Ambiental. Proyecto TEVU. OET-PNUD.
Francini Acuña Piedra
Geógrafa. Especialista en Sistemas de Información Geográfica y Teledetección. Proyecto TEVU. OET-PNUD.
Elena Vargas Fonseca
MSc. Bióloga. Oficial de Naturaleza, Clima y Energía. PNUD Costa Rica.
Áreas protegidas, bosques y espacios con cobertura arbórea en la Gran Área Metropolitana de Costa Rica: importancia y potencial de la nueva categoría de manejo Parques Naturales Urbanos para su adecuado manejo y gestión
El sistema de Áreas Silvestres Protegidas (ASP) de Costa Rica es un modelo exitoso de conservación, que le ha valido al país importantes reconocimientos internacionales por sus esfuerzos para proteger y restaurar la naturaleza (PNUD, 2021). Los números hablan por sí solos: el 27% del territorio continental se encuentra bajo alguna categoría de manejo y más del 50% cuenta con algún tipo de bosque o cobertura arbórea (MINAE – SINAC – CONAGEBIO – FONAFIFO, 2018 quien cita a SINAC, 2014). Si bien los retos para gestión, financiamiento y sostenibilidad son aún grandes, ciertamente es un modelo que ha dado resultados positivos en términos de conservación y dinamización de la economía en comunidades rurales.
Sin embargo, una de las grandes amenazas a la biodiversidad: el crecimiento horizontal y poco planificado de las ciudades, no ha sido abordado con el mismo éxito. Al mismo tiempo, la población demanda cada vez más los servicios ecosistémicos que proveen los espacios naturales (agua, confort climático, captura de carbono, belleza paisajística, deporte, recreación, alimentos, etc).
Como se detallará más adelante, los pocos remantes de bosques y zonas con cobertura arbórea que permanecen, inmersos en la Gran Área Metropolitana (GAM) y otros centros urbanos, son escasos, muy fragmentados, generalmente pequeños y sus condiciones naturales están afectadas, alteradas o comprometidas. Es por esto que surge la necesidad de crear una nueva categoría de manejo, exclusivamente pensada para atender los retos de gestión en zonas urbanas o periurbanas.
Cabe indicar que, si bien es cierto que conforme a la definición de la UICN (2014), un Área Protegida Urbana puede encontrarse bajo cualquiera de las seis categorías de manejo internacionalmente reconocidas, y, en concordancia, bajo cualquiera de las categorías de manejo equivalentes reconocidas por el ordenamiento jurídico costarricense, no todos los espacios que requieren protección están representados en alguna de las ASP existentes ni todos cuentan con características y dimensiones suficientes para gestionarse bajo alguna de ellas.
Cuadro 1. Categorías de manejo de ASP en Costa Rica (Fuente: elaboración propia a partir de UICN, 2008 y Reglamento a la Ley de Biodiversidad, Decreto Ejecutivo 34433-MINAE)
De esta forma, la creación y oficialización de los PANU, mediante la publicación, en 2021, del Decreto Ejecutivo 42742-MINAE, brinda una nueva herramienta jurídica y abre oportunidades para la gestión de sitios de importancia estratégica para la conservación en las ciudades, que hasta la fecha no cuentan con un esquema de manejo, a la vez que se motiva la inversión necesaria para mejorar la capacidad de generar servicios ecosistémicos, de los que hoy no gozamos a plenitud en las zonas urbanas.
Los beneficios de los PANU estarán intrínsicamente asociados a las características ambientales y sociales de cada uno de ellos, sin embargo, para aquellos que se constituyan en la GAM, podríamos generalizar al menos tres de ellos: 1) conservación de tipos de bosque escasos o amenazados 2) mejoramiento de la calidad de hábitat para especies migratorias y 3) generación de espacios verdes de calidad, accesibles para la ciudadanía y potenciadores de empleo. A ellos se pueden sumar otros beneficios en virtud de su ubicación, por ejemplo, protección del recurso hídrico, resguardo de áreas de recarga acuífera, nacientes o áreas de protección de ríos, rescate de elementos culturales, garantizar el acceso senderos con fines recreativos; o en relación a su potencial como motor económico, debido a un valor escénico de atracción ecoturística.
Conservación de tipos de bosque escasos o amenazados: como se señaló anteriormente, una de las amenazas más importantes para la biodiversidad es la expansión de la frontera urbana, por lo tanto, los PANU configuran una figura jurídica que permitirían gestionar de manera diferenciada espacios naturales en donde se conservan fragmentos remanentes de los ecosistemas originales, dentro de una matriz urbanizada.
En el caso específico de los remanentes de bosques en la Gran Área Metropolitana (GAM) de Costa Rica, son estos de particular interés pues están ubicados en una zona de vida escasamente representada en las ASP en nuestro país: el bosque húmedo premontano (BHP), localizado entre las altitudes 700-1400 msnm, con un clima agradable y propicio para la agricultura y los asentamientos humanos (Holdridge, 1967) (Figura 1). Según Cascante & Estrada, 2021, el BHP, se trata del segundo ecosistemas más reducido y fragmentado en Costa Rica. Se conserva tan solo el 1.75% (9 000 ha) de su cobertura original, a nivel nacional. Los PANU son una figura que permitiría consolidar esquemas de protección efectivos para resguardar esos parches de BHP que aún resisten en la GAM.
Figura 1. Delimitación de la Zona de Vida del Bosque Húmedo Premontano (BHP) y la cobertura boscosa presente según el mapa de tipos de bosque del INF del SINAC, en la GAM. Fuente: Elaboración propia, 2022, con datos de la capa geoespacial de Zonas de Vida
Áreas Silvestres Protegidas Urbanas en la GAM. Aunque aún no se ha oficializado ningún PANU, sí existen 12 ASP bajo otras categorías de manejo, que se encuentran, total o parcialmente, dentro de los límites de la GAM. (Cuadro 2 y Figura 2).
Áreas Silvestres Protegidas Urbanas en la GAM | ||||
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Nombre ASP |
Categoría Manejo |
Porcentaje (%) del ASP dentro de la GAM |
Área del ASP en hectáreas (ha) dentro de la GAM |
Área total del ASP en hectáreas (ha) |
Río Tiribi |
Zona Protectora |
100% |
701,78 |
701,78 |
Cerros de La Carpintera |
2.390,09 |
2.390,09 |
||
El Rodeo |
2.108,01 |
2.108,01 |
||
Cerro Atenas |
899,93 |
899,93 |
||
Río Navarro-Río Sombrero |
91% |
5.812,66 |
6.417,20 |
|
Cerro de Escazú |
62% |
4.422,37 |
7.165,14 |
|
Quitirrisí |
72% |
81,24 |
112,19 |
|
Grecia |
Reserva Forestal |
12% |
282,91 |
2.361,22 |
Cordillera volcánica Central |
6% |
3.340,65 |
58.621,87 |
|
Braulio Carrillo |
Parque Nacional |
5% |
2.374,11 |
49.921,45 |
Tapantí-Macizo de la Muerte |
2% |
1.236,51 |
58.320,47 |
|
Volcán Irazú |
14% |
923,91 |
6.558,62 |
Cuadro 2. Extensión en hectáreas (ha) de las ASP dentro de la GAM. Fuente: Elaboración propia, 2022, datos de capas geoespaciales de Corredores Biológicos, Áreas Silvestres Protegidas disponibles en el SNIT, nodo SINAC. Además, límite cantonal escala 1: 5.000, disponible en SNIT, nodo IGN y límite de la GAM facilitado por el INVU.
Además, de las ASP, existe una red de Corredores Biológicos Interurbanos (CBI) que trabajan para generar conectividad biológica entre los diferentes elementos que componen la trama verde de la ciudad, incluidas las ASP (Decreto Ejecutivo 40043-MINAE, 2017). Actualmente, hay 7 CBI oficializados: María Aguilar, Torres, Tiribí, Pará-Toyopán, Cobric-Surac, Garcímuñoz y Achiote (Figura 2).
Figura 2. Mapa sobre la ubicación de las ASP y CBI, en la GAM.
Una parte importante de esa trama verde que se busca proteger y conectar, la constituyen los remanentes de bosque. Según datos del Inventario Nacional Forestal (INF, 2013-2014) existen 34.588,84 ha de áreas boscosas en la GAM que están fueran de ASP, de las cuales 78 % son bosques secundarios, 19% bosques maduros y 3% áreas boscosas de tipo deciduo (Figura 3).
Figura 3. Delimitación de la Zona de Vida del BHP en la GAM y cobertura boscosa presente según el mapa de tipos de bosque del INF.